
Un régimen político totalitario es aquel en el que la parte está subordinada al todo, es decir, el individuo al Estado. También se le suele llamar corporativismo estatal, por que considera que una sociedad perfecta es aquella en la que el individuo se relaciona con la sociedad de la misma forma que un miembro lo hace con el cuerpo. Los miembros no tienen voluntad propia, ni interés particular, es la voluntad y el interés común lo único relevante. El individuo se ha de someter a la voluntad general, la libertad se considera un residuo de mentalidad burguesa y la persona individual no tiene entidad –y por tanto dignidad- al margen de su condición de miembro.
El origen lejano de esta doctrina se encuentra en el Contrato social de Rousseau, por lo que se puede decir que socialismo y fascismo son doctrinas hermanas, quizá mellizas, o también que el fascismo es una mutación del socialismo. No es extraño por tanto que el fundador del fascismo italiano sea un socialista (Mussolini) y que el Nazismo se llame en realidad Nacional-Socialismo.
El matiz del nacionalismo puede servir para distinguir el fascismo del socialismo. El nacionalismo se basa en un apego a lo propio, por lo que busca reafirmar las señas de identidad, el mantenimiento de la tradición etc…Por eso puede desembocar en el racismo (nazismo). En España lo más parecido al fascismo es la Falange, pero cuando trata de reflexionar en las señas de identidad de España se encuentra con el cristianismo, posiblemente lo más contrario a la disolución del individuo en el todo. Por eso la falange es un fascismo descafeinado.
Sin embargo es un matiz que puede inducir a engaño, por que también el socialismo marxista se ha presentado con frecuencia bajo un ropaje nacionalista, vg Yugoslavia de Tito, Vietnam de Ho-chi-minh, e incluso la URSS de Stalin, con apelaciones durante la guerra a la “Santa Rusia”. Recientemente, el caso más claro es el de ETA, marxismo-leninismo-nacionalismo en estado puro.
Sobre la asociación fascismo-extrema derecha, es una larga historia. Para empezar la distinción derecha-izquierda es una categoría mental que procede del marxismo, y cuya finalidad es definir claramente los contrarios y mantener su discurso de conflicto y lucha de clases. Lamentablemente se trata de una categorización que ha tenido éxito como efecto de la normalmente triunfante propaganda socialista, por eso creo que es mejor evitarla, entre otras cosas por que si se acepta, se asume que las cosas son como determina su enfoque de la realidady ya se va a remolque de su discurso. La derecha sería la ideología de la burguesía, apegada a sus intereses particulares y a la propiedad privada. La forma política que adoptaría esta ideología sería la democracia liberal, que es precisamente el enemigo común de fascismo y socialismo.
En definitiva, socialismo y fascismo es lo mismo, por su visión del hombre, por su modelo de sociedad, por sus enemigos comunes y por su identidad de objetivos. La asociación derecha-fascismo, en parte procede del apego a la tradición del fascismo, cosa con la que el marxismo desea romper por que piensa que es lo que reviste de fortaleza a la burguesía, pero sobre todo es un producto de la propaganda, por que el fascismo es el gran derrotado en la última guerra y en consecuencia forma parte del objetivo de agitprop asimilar fascismo a derecha, y por tanto encasillar a todos los que no son socialistas como derecha, o derechona, sospechosa de connivencia con el fascismo, mientras que la izquierda socialista se presenta como vencedora en la guerra, subiéndose sorprendente los partidos comunistas al carro de las democracias, cosa que nunca han sido, pero estratégicamente les viene bien. Hay que tener en cuenta que forma parte de la praxis marxista el recurso a cualquier medio para lograr el fin, que es el Estado totalitario, incluida la cooperación en los sistemas democráticos burgueses, para pervertir el sistema desde dentro y llevar a cabo la revolución. Esa es la estrategia revolucionaria de la II internacional, de la que sale la social-democracia, nuestro PSOE, y el éxito de dicha estrategia se cumplió en buena medida en febrero de 1936 en España.
Se suele recurrir a la ayuda de Hitler a Franco en la Guerra Civil como argumento definitivo para demostrar que el fascismo es de derechas. Aparte de que no hay que aceptar la categoría izquierda-derecha, con frecuencia se olvida también el pacto germano-soviético de 1939, prueba de la íntima afinidad de ambos regímenes, que Stalin consideró a Hitler su único amigo, diciendo en sus últimos años con amargura que el único verdadero amigo que tuvo le traicionó. Es necesario recordar que Hitler traicionó a su amigo invadiendo la URSS por que a quien percibía como verdadero enemigo ideológico era a Inglaterra, no a Stalin. Después de ser derrotado en la batalla de Inglaterra y tener a Francia de rodillas pensó que venciendo a la URSS podría encontrar allí lo necesario para vencer a Inglaterra, grave error estratégico que afortunadamente le salió mal.
Resumiendo, fascismo y socialismo es lo mismo. Son ideologías con corazón totalitario y deseo de controlar el pensamiento anulando la razón, último obstáculo para lograr el objetivo final, crear el Nuevo Hombre en una sociedad perfecta.