lunes, 23 de junio de 2008

UN HOMBRE PARA TODAS LAS HORAS

Tomas Moro: algunas pinceladas
Una persona equilibrada, optimista, afable, ingeniosa, abnegada, con una marcada propensión hacia el bromear. De bromas supo mucho Moro, y también de seriedad. Quizá por estas cualidades le buscó Enrique VIII, que no dejó de frecuentar su amistad hasta que enloqueció. Todo ello compatible con su fuerte determinación e inquebrantable tenacidad.
La riqueza de matices de la personalidad de Tomás Moro resulta difícil de encerrar en una biografía o una película. Quien más cerca estuvo, quizá, de definir certeramente la figura del santo inglés fue su amigo Erasmo, que le aplicó el elogio clásico: «El hombre que se adapta tanto a la seriedad como a la broma, y cuya compañía resulta siempre agradable, ése es el hombre que los antiguos llamaban un hombre para todas las horas».
Esa definición de Erasmo es aplicable a Tomás Moro en un sentido mucho más amplio del que quizá a primera vista pudiera parecer:
1.- "Un hombre para todas las horas" es el mejor amigo imaginable. Siempre está. Su compañía en los momentos de alegría la hace difusiva, honda y auténtica. En el dolor, conforta y en el fracaso sabe mostrar la luz al final del tunel. Siempre tiene la palabra adecuada, capaz de hacer reir y de dar consuelo.
2.- Fue un hombre que pasó por toda la escala de experiencias que un hombre pudo vivir. Desde el más rotundo éxito del Lord Canciller de Inglaterra, hombre de confianza del rey, intelectual de prestigio en toda la Europa del renacimiento, rodeado de amigos, próspero, con una familia a la que adoraba y que le correspondía con idéntico afecto, hasta el momento de perderlo todo, abandonado de casi todos, incomprendido por su esposa y amigos, deshonrado y solitario en la Torre de Londres durante más de un año esperando la muerte a manos del verdugo. Todo ello sin perder una paz de espíritu que continuó siendo expansiva hasta su último aliento, como se puede apreciar en su correspondencia con su hija Margaret. Sea cual sea la hora del hombre, en la cumbre y en el abismo, encontrará en Tomás Moro un modelo cálido y cercano.
3.- Fue un hombre que supo mantenerse siempre igual, siempre el mismo, con una coherencia que pasa por encima de todo, lejos de esas personalidades fragmentadas tan al uso en esta era de la postmodernidad, que se tornan diferentes en virtud de los ambientes o de los vientos que soplen. En este sentido cabe afirmar que es un "hombre para la eternidad" si la eternidad es la contemplación permanente de la Belleza inmutable, que nunca pasa y nunca envejece. Solo así se comprende que el hombre que todo lo tuvo fuera capaz de renunciar espléndidamente a todo. Se negó a firmar el Acta de Supremacía que hacía del rey Enrique VIII la cabeza de la Iglesia en Inglaterra. Como su gran predecesor, Tomás Becket puso su vida al servicio de la Verdad y de su conciencia, resistió las lisonjas de los trueques y los compromisos, venció las presiones que le llegaban de todas partes, hasta apoyar la cabeza en el cepo del verdugo, afrontando una muerte infamante sin gestos dramáticos ni actitudes de grandeza desdeñosa.
Tomás Moro fue, en efecto, un hombre para todas las horas.


1 comentario:

rsanzcarrera dijo...

Muy buen blog Chisco... Grande... Épico... Me ha emocionado de verdad la arenga de aragorn...
Sigue así...
Saludos de Rafael